Colores, olores, sabores, sentimientos, emociones,
ilusiones, disgustos, debates, denuncias, tristezas, alegrías, encuentros,
abrazos, besos, entre otras, pueden ser palabras con las que se describa la
experiencia al participar en asambleas de la Asociación de Bizkaia
Mujeres del Mundo Babel. Quizá, como ilustradora, lograra visualizar
este espacio tan excepcional e importante a través de una imagen que resulte de
la composición de líneas, puntos, formas, texturas y colores.
Sin embargo, con ninguna de las dos opciones me es posible
personificar la evolución física y psicológica de cada una de las mujeres que
participan en las comisiones y asambleas de Babel.
No obstante, conviene contar algo de lo que se observa en
este paisaje rico y poderoso, creado a pulso por mujeres que van y vienen,
dejando su saber, inconformismo y rebeldía, intentando aportar para darle la
vuelta a la desigualdad que persiste de generación en generación, pese a la
formación e información aprendida y analizada, como bien subrayó Kate Millett
(1970), una de tantas mujeres que han dejado huella en el feminismo: “El
patriarcado, ni los papeles y posiciones sociales derivan de la naturaleza
humana, el origen del patriarcado sería histórico y cultural”.
Mujeres del
Mundo, no es sólo un piso bajo en la calle Fika número 5 de Bilbao, es
un mar donde se puede bucear para entrar en la inmensidad del feminismo. Una
organización que propicia el traspaso de aprendizajes entre mujeres de los
cinco continentes, permitiendo que surjan herramientas que les facilite su
empoderamiento para reencauzar sus vidas y ser más felices. Es una cuestión
maravillosa, a la mujer que participa en las asambleas, tras algunas reuniones,
le aflora su voz y habla más alto, expone propuestas creativas argumentadas, o
manifiesta su inconformismo sobre lo que no comparte, además deja el espacio
para debates en contra y a favor de sus ideas.
Mujeres de todas las edades, profesionales de diferentes
campos o ámbitos, profesoras de universidad, trabajadoras de servicios
sociales, de cuidados, de limpieza o de servicio doméstico, estudiantes de
postgrados y jubiladas. Todas valen allí, todas son igual de importantes, todas
aportan desde lo que mejor saben hacer. También bailan, aplauden, meditan,
lloran, hacen talleres, cantan y comen. La pluralidad permite el trabajo amplio
y democrático, no existe imposición filosófica, política, cultural o religiosa.
El vínculo común, ser mujer libre pensadora.
Un Abanico de colores, mujeres del mundo sistematizando,
aprendemos (2006), como dice el título de una de sus publicaciones. Sí,
en Mujeres del Mundo también
se escribe y publica: sobre los talleres y actividades que realizan, denuncias
y reivindicaciones políticas de nivel local e internacional, leyes, poesía y
música. Revistas y libros en los que se va plasmando la memoria histórica de
una de las organizaciones de mujeres de Bizkaia más completas, donde se aprende
a nadar entre el feminismo que resulta aún molesto en muchos espacios, pero que
construye y transforma para la sana convivencia entre hombres y mujeres.
Ésta no es sólo una nota para leer, es la invitación abierta
a las instituciones públicas y privadas para que apoyen un proceso amplio y
potente donde nacen y se defienden ideas a partir de la igualdad dentro de un
espacio de libertad y diversidad.
Asimismo, es una invitación a las mujeres que quieran crecer
de manera autónoma al lado de las mil y una posibilidades que ofrece Mujeres
del Mundo – Babel-.
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